En 2008, el neurólogo, miembro de la cámara de los lores y excanciller británico David Owen publicó un libro [3] en el que, atraído por el comportamiento y el perfil psicológico de ciertos políticos (parlamentarios, dictadores…), acuña el término ‘síndrome de hubris’ (SH) para describir a los mandatarios que creen estar llamados a realizar grandes obras; muestran tendencia a la grandiosidad y la omnipotencia y son incapaces de escuchar, mostrándose impermeables a las críticas. Owen analiza el comportamiento de políticos como Roosevelt, Ariel Sharon, el sha de Irán, Bush, Blair, etc., y dedica un capítulo a las medidas de protección democrática contra los gobernantes con SH. Para Owen, el SH está indisolublemente unido al poder y alimentado por el éxito. Lo describe como un trastorno adquirido y reversible (puede remitir al desaparecer el poder).
En 2009, el propio David Owen y el psiquiatra Jonathan Davidson [4] proponen que el SH sea contemplado como un nuevo trastorno psiquiátrico, un cluster de síntomas que conforman un síndrome fácilmente reconocible. Recogen los 14 síntomas que lo caracterizan (Tabla), de los cuales cinco son específicos (únicos) del SH. Los demás son similares a los recogidos por el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM) sugestivos de otros trastornos de la personalidad: antisocial (criterio 11), histriónico (criterio 14) y, sobre todo, narcisista (criterios 1-4 y 7-9). Para llegar al diagnóstico de SH se necesita la presencia de al menos tres de los 14 criterios y al menos uno de los únicos. Establecen como criterio de exclusión que no debe coexistir ninguna otra enfermedad orgánica o psiquiátrica que justifique la existencia de dichos síntomas.
Tabla. Síntomas del síndrome de ‘hubris’ en líderes políticos [4].
1. Propensión narcisista a ver el mundo como un escenario donde ejercitar el poder y buscar la gloria
2. Tendencia a realizar acciones para autoglorificarse y ensalzar y mejorar su propia imagen
3. Preocupación desmedida por la imagen y la presentación
4. Modo mesiánico de hablar sobre asuntos corrientes y tendencia a la exaltación
5. Identificación con la nación, el estado y la organización
6. Tendencia a hablar de sí mismo en tercera persona y usar la forma regia de nosotros
7. Excesiva confianza en su propio juicio y desprecio por el de los demás
8. Autoconfianza exagerada, tendencia a la omnipotencia
9. Creencia de que no deben rendir cuentas a sus iguales, colegas o a la sociedad, sino ante cortes más elevadas: la historia o Dios
10. Creencia firme de que dicha corte les absolverá
11. Pérdida de contacto con la realidad: aislamiento progresivo
12. Inquietud, imprudencia, impulsividad
13. Convencimiento de la rectitud moral de sus propuestas ignorando los costes
14. Incompetencia ‘hubrística’ por excesiva autoconfianza y falta de atención a los detalles
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